18 de septiembre de 2010

James G. Ballard, lo básico.

Borges y Ballard, dos de los mejores creadores de ficción del siglo XX.

Como podrán leer en cualquier biografía, y sin ánimo de agotar los datos disponibles, James Graham (J. G.) Ballard era un escritor inglés que nació en Shangai el 15 de noviembre de 1930 y falleció el 19 de abril de 2009 en Londres.

Entre esas fechas el Sr. Ballard pasó por muchas vicisitudes y se dedicó a actividades dispares.

Su infancia como hijo de un químico inglés en China fue la de un niño privilegiado hasta la invasión japonesa durante la segunda guerra mundial. En 1943 luego del ataque a Pearl Harbor los ciudadanos de países aliados residentes en China fueron confinados por las fuerzas de ocupación en campos de concentración, allí estuvo prisionero 2 años hasta el final del conflicto.

Terminada la guerra en 1946 su madre se llevó a James y su hermana a Inglaterra, pero luego de un par de años retornaría junto a la niña a reunirse con su esposo en China, dejando a James en Inglaterra con sus abuelos y asistiendo un colegio internado.

Terminado el colegio entró a la carrera de medicina para convertirse en psiquiatra y escritor de ficción; el primer objetivo quedó por el camino pues abandonó los estudios a los dos años de iniciarlos, el segundo lo logró con creces.

En 1955 desposó a su novia Helen Mary Matthews, con quien tuvo tres hijos y de quien enviudó en 1964 quedando solo a cargo de los niños. Nunca volvió a casarse pero formó pareja con Claire Walsh por el resto de su vida, y de hecho falleció en el apartamento de Claire.

Interesado en la literatura de ciencia ficción, la pintura surrealista y la psicología, aunó todos estos intereses en su producción literaria, y al leerlo uno nota que todo lo que acontece en esos relatos resulta muy familiar, perturbadoramente familiar. Su imaginación creó historias que pueden verse como proyecciones de un futuro que está a dos generaciones de distancia, y midiendo en tiempo histórico eso es demasiado cerca.

Yo diría que los temas centrales en la obra de nuestro J. G. son los cambios que la sociedad industrial y posindustrial van causando en las personas, y cómo afectarán a éstas y por lo tanto a las sociedades enteras, cuando tengamos que hacer frente a la falta de petróleo, la superpoblación de ciertas áreas, y otros problemas ecológicos y económicos que estamos viviendo hoy día y no nos preocupamos solucionar. Como especie cuyo único sostén de vida está exigido y explotado al límite deberíamos buscar soluciones, o resignarnos a un futuro ballardiano.

Dice Naomi Klein en "No Logo":
"Escribí este libro cuando vivía en el fantasmal distrito textil de Toronto, en un almacén de diez pisos. Muchos edificios semejantes al mío estaban clausurados desde tiempo atrás, con los cristales rotos y las chimeneas sin humo; la única función capitalista que les quedaba era enarbolar sobre sus techos sucios grandes carteles luminosos que recordaban la existencia de la cerveza Molson, de los coches Hyunday y de la radio FM EZ Rock a los conductores que tomaban la ruta del lago."
Y Ballard (como W. Gibson, otro amigo de este blog) aventuró que el futuro de las grandes ciudades del mundo iría por el mismo camino.

Los personajes ballardianos están psicológicamente casi siempre en un punto de equilibrio inestable, como el Dr. que tenía una buena vida y una carrera promisoria hasta que se carga a escopetazos una docena de compañeros de trabajo y a él mismo (Supercannes, no es el final sino el principio de la historia). J. G. anunció que en nuestras modernas sociedades tan aparentemente educadas y civilizadas, las psicosis individuales serían el último y definitivo modo de canalización de los instintos primitivos y salvajes que portamos, desencadenados siempre en forma de violencia y sexo.

Vamos, que el hombre ha fantaseado hasta con la segunda venida de Jesucristo.

Sin embargo no todo es pesismismo en su obra. En cuentos como "La Ciudad Última"[1] también proyectó que la humanidad debería civilizarse a la fuerza: relata colonias agrarias super tecnificadas, alimentadas de energía solar, con vehículos movidos por el viento y motores eléctricos, cultivos intensivos y alimentación exclusivamente vegetal para reducir la ineficiencia energética de la alimentación humana (criar vacas para conseguir proteínas es sumamente ineficiente desde un punto de vista energético, cuanto más grande el animal más bajo en la cadena trófica debe alimentarse para reducir la ineficiencia energética).

Y creo que hay que leer a cualquier escritor cuyo nombre quede plasmado en un adjetivo[2].


[1] BALLARD, James G. "Aparato de vuelo rasante".
[2] Para el adjetivo "ballardiano" vea http://www.ballardian.com/ballardian-the-dictionary-definition

8 de septiembre de 2010

Sobre "Neuromante" de William Gibson.

Quiero comentar esta novela de 1984, libro que me gusta muchísimo y que es el que inicia el género cyberpunk.

Este género ha tenido varias realizaciones excelentes; pienso en "Blade Runner", los anime "Ghost In Thel Shell" (todos ellos), "Armitage III" y en la trilogía de películas "Matrix". Se puede ver una lista de realizaciones cinematográficas en el sitio http://www.cyberpunkreview.com/ o buscando en Internet  los términos "libros cyberpunk", "anime cyberpunk", etc. En cada realización del género que encuentren estarán algunos de los elementos que presentó el Sr. Gibson en este libro.

Hay actualmente un proyecto de llevar esta novela a película, pero ni siquiera Gibson es muy optimista al respecto (léelo tú mismo en su blog). De todas formas el libro es irreemplazable por una película (lee todos los comentarios de William en el blog anterior). Personalmente creo que las películas suelen destrozar las obras que pretenden adaptar; por lo tanto, y porque creo que lo disfrutarás, te recomiendo leer este libro independientemente de que alguien juzgue rentable hacer la película y la filme.

La historia se desarrolla alrededor de una banda de personajes principales bastante raros, ensamblada por uno más misterioso que todos ellos. Les pagan muy bien pero no saben para hacer qué ni cuándo. Los integrantes del grupo son: un ladrón de información deprimido y autodestructivo que ya no puede conectarse a la matriz (el cyberespacio), una asesina con garras retráctiles y ojos biónicos, un artista asesino muy morboso con implantes que le permiten proyectar hologramas, la personalidad grabada en ROM de otro ladrón de información ya muerto; todos unidos por el misterioso Sr. Armitage del que nadie en el mundo parece saber nada.
La misión del grupo tampoco está nada clara al principio, pero algo empieza a saberse cuando entran en el puzzle el Neuromante y Wintermute, entre cuyos planes está usar a esta banda para sus fines nada claros. No adelantaré nada más en este artículo porque quiero motivarte a leer el libro, no contártelo.

Los personajes se mueven en la clandestinidad, siempre en los márgenes de las sociedades, donde "Uno dejaba de rebuscárselas y se hundía sin dejar huella, pero un movimiento en falso bastaba para romper la frágil tensión superficial del mercado negro; en cualquiera de los casos, uno desaparecía dejando apenas un vago recuerdo...".

En el libro (como en los dos siguientes que completan la "Trilogía del Sprawl") el mundo está gobernado por corporaciones privadas, los políticos aparecen en contadas menciones marginales y siempre en complicidad con las corporaciones; algo que se está volviendo cada día más frecuente en nuestro mundo real, pero no lo era tanto (o tan evidente, creo) cuando se publicó el libro.

Es un cóctel de adrenalina, drogas, toxinas, música, psicosis, obsesiones, violencia, cibernética, biónica, computación, cyberespacio y electrónica; ofrecido en la copa de una prosa brillante que dificulta muchísimo dejar de leerla, y el Sr. Gibson hace gala de un manejo de los tiempos de la historia magistral.

Como nota final les dejo una definición que da en el libro un programa para niños: "El ciberespacio. Una alucinación consensual experimentada diariamente por billones de legítimos operadores, en todas las naciones, por niños a quienes se enseña altos conceptos matemáticos... Una representación gráfica de la información abstraída de los bancos de todos los ordenadores del sistema humano. Una complejidad inimaginable. Líneas de luz clasificadas en el no-espacio de la mente, conglomerados y constelaciones de información. Como las luces de una ciudad que se aleja...".